miércoles, 17 de diciembre de 2014

La caida de roma

Todavía tengo el vivido recuerdo de aquellos momentos en los que todo era más simple, era tan joven pero tan crédulo. Nunca sentí miedo por mis propios demonios sino al contrario, las cosas que he hecho era algo que disfrutaba mucho realizando. Me hace sentir tan vivo el poseer el destino de una vida detrás de la boquilla del cañón ¿Todo esto es real? ¿Valen realmente la pena mis acciones por un bien superior? Algún día de estos lo sabré...
Mis jefes están contentos con la manera de hacer mi trabajo. Nada de qué preocuparse, pero me ocultan cosas me niegan la verdad. Mis objetivos parecen aleatorios, no son simplemente personas corrientes.
En fin, Adam me llamó hace unos días diciendo que tenía unos temas muy importantes los que hablar conmigo y debo ir a su encuentro pronto. Su voz se notaba bastante seria cuando me habló, no sé si es algo realmente de lo que me deba preocupar pero la verdad es que no me importa. Esta oscureciendo,  el crepúsculo va desapareciendo a medida que el sol se esconde. Las luces de la calle comienzan a iluminar el pavimento.  Lentamente me alejo del gentío introduciéndome en los callejones de la ciudad.
El underground ya se torna aburrido cuando lo conoces de memoria, no hay nada nuevo aquí que me sorprenda, es solo un montón de entretenimiento para novicios. Casi estoy llegando al punto de encuentro acordado; es solo un pequeño parque abandonado frecuentado por los yonquis. Busco rápidamente con la mirada y doy con el apoyado en un árbol muerto de la oscura esquina.
Me acerco prudentemente y lo saludo con un gesto de frialdad. Para ser honestos mi relación con Adam nunca fue más que la de ser colegas, nunca me cayó bien y probablemente tampoco yo a él. En fin, cuando se trata de asuntos importantes uno no se puede dar el lujo de elegir con quien estar.

-Por lo menos podrías decir hola en vez de quedarte ahí parado como si quisieras congelarme con tu mirada fija.

            -Olvídate de las formalidades, sabes que no te llamaría a menos que se trate de algo que merezca la pena contarte. Escucha el jefe tiene tu paga por tu último trabajo, dice que lo has hecho muy bien pero no es ese el motivo principal por el cual estas aquí.-Saca de su bolsillo una billetera con el dinero contado y me lo pasa.- Aquí tienes.

            -Bueno gracias, entonces ¿Nos vemos más tarde?

            -Iré al grano, este tipo el que salió del coma hace un tiempo, Colín ha estado causando muchos problemas últimamente, nos está siguiendo la pista y creo que sabe algo de lo que ocurrió aquella noche. Se está entrometiendo en asuntos que no debe, está perjudicando al negocio. Necesitamos que lo saques del camino.-Me cuenta de manera ligeramente ansiosa.

            -Wou, espera un poco. Si no me equivoco ya lo habían intentado asesinar saboteando los frenos ¿Qué te hace pensar que no van a sospechar de nosotros si intentamos un acercamiento directo de nuevo? Además el tipo no es un idiota, sabe que hay gente detrás del.
           
            -Precisamente por eso, sabe demasiado. Tus superiores quieren algo discreto. De ese modo podremos continuar de manera normal.

            -No, no cuenten conmigo. El solo busca hacer justicia por su fallecida esposa ¿Qué culpa tengo que la hayan asesinado a ella? No ha hecho nada malo sabes, me estoy cansando de tener que ir corriendo tras una persona solo porque ustedes lo ordenen, hasta aquí llegué con ustedes.

            -¿Te piensas que puedes irte así de fácil? Solo se te pide una cosa y tienes que cumplirla. Lo que nosotros planeamos no es asunto tuyo, no se te pide pensar, solo actuar.- Replica con un tono agresivo.

            -Adiós, tus palabras son vacías.
Dejo el lugar con un aire desolador encima, pero no me interesan las repercusiones de lo que esto podría causar. Ya no me interesa estar ahí, no necesito a nadie que me cuide las espaldas. Siempre he estado por mi cuenta y no deseo a más nadie.
           

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